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  • Writer's pictureAndrea Haza

La búsqueda de la dieta sostenible

Desde que la sostenibilidad se ha convertido en un tema de tendencia, se entiende que para seguir este estilo de vida, se debe de comer con una dieta específica. Algunos piensan que la sostenibilidad es igual a ser vegan, pero la realidad es que no existe ningún modelo oficial a seguir, sino algunas recomendaciones para que tu alimentación tenga el menor impacto posible.


El enfoque que se le da a la producción de alimentos entorno a la sostenibilidad está orientado en base a dos cálculos:

  • La cantidad de recursos no renovables que se utilizan (agua, energía, etc).

  • La cantidad de CO2 que se produce para la realización del alimento.



Como se puede ver en las infografías, definitivamente la producción de carne es una de las que mayor consumen agua, y las que más generan CO2 (mayormente debido a la rumia, que es la liberación de gases de metano por parte de los animales), por lo que en un momento se entendía que la dieta ideal para combatir el cambio climático es una sin carne. Sin embargo, se ha demostrado en algunos estudios que es poco viable que todo el mundo se conviertan en personas veganas. En algunas partes del planeta, donde hay etapas de frío o sin lluvia, la cosecha de frutas, vegetales y cereales no es suficiente para la población ni para el cumplir con los estándares nutricionales por persona. Lo ideal es reducir lo más posible el consumo de carne, hasta ir de comer 3 platos con carne a 1 plato puede bajar tu consumo de CO2 por la mitad.


Adicional a esto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), indica las siguientes recomendaciones para reducir tu huella de carbono en tu alimentación:


Evitar el desperdicio: alrededor de un tercio de los alimentos que se producen se echan a perder anualmente.


Consumir productos de temporada: aprovecha alimentos que se producen naturalmente por época del año, en vez de aquellos que se fabrican con fertilizantes y que requieren un mayor consumo de energía, generando más CO2.


Apuesta por el comercio justo: consume productos que demuestran que se apoya a los productores locales del país, al igual de que lideren un ambiente laboral equitativo y seguro.


Prioriza el consumo de productos frescos: las frutas y los vegetales suelen ser los más naturales y saludables para una dieta sostenible y se debe evitar su desperdicio ya que suelen perderse más rápido.



Si te interesa seguir aprendiendo sobre el tema, te recomiendo estos dos videos que hablan sobre cómo los alimentos inciden en el cambio climático y qué puedes hacer al respecto:




Recuerda que no existe una dieta sostenible donde no exista un impacto ambiental, sino alternativas para reducir nuestra huella de carbono.


¡Asume el reto y prueba nuevos platos que se alineen a una alimentación sostenible!

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